La educación rural: una proyección hacia las primeras décadas del siglo XXI

Autores/as

  • Carlos Thomas W. Departamento de Antropología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile
  • Roberto Hernández A. Departamento de Antropología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile

Resumen

Este artículo analiza los efectos de la globalización en el medio rural chileno y en especial, aquellos que afectan al sistema educativo rural, involucrando a los estudiantes de educación básica que pertenecen al sector campesino que ha quedado fuera del proceso globalizador, exponiendo a continuación una visión proyectiva de estos fenómenos para las primeras décadas del siglo XXI. El tema central del trabajo se refiere a una visión crítica del papel que ha jugado la educación rural chilena como respuesta a los problemas confrontados por las poblaciones rurales, destacando sus déficit e incapacidades frente a la naturaleza de los cambios ocurridos a consecuencia del proceso modernizador. Por último, se proponen nuevos conceptos y principios orientadores para una educación rural que sea capaz de consultar estrategias proactivas que permitan un adecuado ajuste de este sector rural marginado hasta este momento del modelo globalizador, y así poder responder en forma pertinente a las nuevas realidades rurales que se visualizan para las primeras décadas del siglo XXI.

 

El proceso globalizador ha provocado profundos y complejos cambios en los aspectos económicos, políticos, sociales, culturales y ecológicos en las sociedades latinoamericanas durante las dos últimas décadas del siglo XX, fenómeno que tiende a agudizarse en el siglo XXI. Particularmente inquietantes son los efectos de la globalización en los sistemas sociales y culturales por los problemas que producen en las diversas poblaciones. Se destacan particularmente los problemas de incremento de la pobreza, inestabilidad laboral y desempleo, mayores exigencias de capacitación,  dificultades para acceder a los nuevos sistemas de información y comunicación, exclusiones de la modernidad globalizadora y de las tecnologías de punta, deterioro de los ecosistemas, debilitamiento de las culturas e identidades de las poblaciones locales ( Chonchol, 1999). Estos problemas sociales han generado inquietud y descontento en algunos sectores críticos, los que se han manifestado con protestas por la globalización y sus efectos, en el marco de la realización de conferencias mundiales y regionales, como el caso de la IIIa Conferencia de la Organización Mundial de Comercio en Seattle (diciembre,1999) y la IIIa Cumbre de las Américas realizada en Quebec (abril 2001). Estos sectores han enfatizado en sus críticas al nuevo orden mundial, por el mayor empobrecimiento de las poblaciones del Tercer Mundo, por el debilitamiento de sus derechos sociales y económicos, y por la pérdida de la soberanía de las naciones (Arellano, et. al., 2000).

 

En el caso del medio rural, los efectos sociales de la globalización se encuentran agudizados, puesto que la fuerza centrípeta globalizadora muestra la presencia de un modelo excluyente, que ha dejado fuera a la mayoría de los sectores rurales por su incapacidad para adaptarse e integrarse a la corriente modernizadora del campo, acentuando su situación de pobreza e inseguridad alimentaria y nutricional (Escudero, 1998). Pero más grave aún es el hecho que la velocidad y complejidad de los cambios no ha permitido a las poblaciones rurales poder decodificar y comprender que el mundo se está transformando aceleradamente y desdibujando fronteras de todo tipo, económicas, ecológicas, sociales, políticas, científicas y tecnológicas, y muy especialmente del conocimiento y de la cosmovisión. Esto ha provocado en las poblaciones locales situaciones  de desestabilización e incapacidad para ajustarse adaptativamente a los nuevas realidades rurales que constantemente se están modificando, y carencia de capacidades para reaccionar preventivamente ante los cambios que sucederán a futuro. A esto se suma la paradoja  que consiste en atribuir una gran importancia a la agricultura en los discursos de los gobernantes y organismos multilaterales de asistencia técnica y financiera, y su relegación a un segundo plano en las políticas y programas de desarrollo a niveles nacionales y regionales de los países del Tercer Mundo, e incluso, en el análisis y discusión de sus problemas en los centros de estudio y reflexión.

 

Los efectos sociales de este modelo globalizador  son  particularmente devastadores en las poblaciones socialmente más frágiles y desprotegidas de los países del Tercer Mundo. Ello se explica por la naturaleza del modelo impuesto, que privilegia las dimensiones económicas, tecnológicas y financieras en desmedro de las dimensiones sociales y culturales, regido por las leyes de optimización costo-beneficio, y en base a un funcionamiento sustentado en la fortaleza de los mercados y la debilidad de los Estados. Su fuerza centrípeta excluye totalmente a todas las poblaciones que no se incorporan a la modernización globalizadora. La entrada al siglo XXI nos plantea la necesidad de una visión predictiva de las tendencias de este modelo globalizador y sus efectos sociales para las primeras décadas de este siglo. Escudero (1998) nos entrega una visión  de la agricultura para el 2020 en América Latina y sus implicancias sobre los sectores sociales rurales en base a un modelo predictivo ideal, donde se considera un control  del comportamiento de las variables económicas, tecnológicas y sociales. Algunos resultados importantes pueden ser discutidos ya que las tendencias actuales marcan resultados sociales divergentes y también por el carácter inestable del modelo globalizador que hace difícil controlar sus variables para obtener tendencias definidas.

 

El presente artículo pretende primeramente, recoger y analizar el impacto de la globalización sobre las poblaciones rurales chilenas, identificando los grandes problemas que confrontan ante las nuevas realidades rurales, y luego discutir y proponer los caminos alternativos para poder adaptarse a los cambios provocados por la globalización en el medio rural. Para alcanzar estos objetivos es de gran importancia considerar  el tema  de la educación rural  en Chile, cuáles son los retos que ella ha enfrentado ante estos cambios, cuáles han sido sus respuestas a las demandas de las poblaciones rurales, cómo se han readecuados los sistemas educativos ante las nuevas condiciones rurales impuestas por el proceso globalizador, y cuáles son  las características principales de un modelo de educación rural que debiera proponerse  en función de las nuevas realidades que tendrá el agro chileno en las primeras décadas del siglo XXI. Este análisis y discusión de los sistemas educativos rurales parte del reconocimiento  por papel fundamental que deben jugar los sistemas educativos para atenuar o reorientar los efectos negativos de la globalización en las poblaciones rurales. La educación rural  tiene una tarea fundamental en la formación y capacitación de las  nuevas generaciones de campesinos para estar en mejores condiciones para adaptarse mejor a las nuevas situaciones impuestas por el modelo globalizador. Sin embargo, a pesar de los intentos reformadores por parte del Estado chileno para corregir los déficit educacionales, esta tarea no se ha logrado cumplir. Se puede plantear en  base a la literatura disponible de  varios países de América Latina, que los sistemas educativos han sido sobrepasados por la velocidad y complejidad de los cambios provocados por la globalización. Ellos no han sido capaces de reconocer y comprender esos cambios, menos reaccionar y responder en forma adaptativa, y por consiguiente, adelantarse a ellos.. Se puede afirmar que los sistemas educativos, y en particular, la educación rural están "haciendo agua"frente a la globalización y sus efectos económicos y sociales (Soler,1991; Esté, 1994; Mendoza,1995; Heredia, 1996; Hernández y Thomas,2000). Este artículo se orientará a comprobar la situación expuesta de los sistemas educativos en el caso concreto de la educación rural chilena en su nivel básico, o sea, de una población escolar comprendida fundamentalmente entre los 6 y los 12 años. Los resultados obtenidos de este análisis servirán de base para proponer los conceptos y lineamientos fundamentales de un modelo de educación rural que sea capaz de anticiparse y responder creativamente a las nuevas condiciones que tendrá el medio rural chileno en las primeras décadas del siglo XXI. Con ello se busca como meta detener el gran despoblamiento que está sufriendo el medio rural como consecuencia de la exclusión de los beneficios del modelo globalizador por parte de los sectores sociales mayoritarios.