En cada país existen personas o pequeños grupos de personas que lideran organizaciones, ya que en general, las grandes masas no son involucradas, sin embargo cooperan con sus líderes. Lo mismo ocurre con los inmigrantes polacos en el extranjero. En mi calidad de vicepresidente de USOPAL (Unión de Sociedades y Organizaciones Polacas de América Latina), he tenido la posibilidad de observar no solo las actividades de los inmigrantes polacos en toda la América Latina, sino también en otros continentes y puedo confirmar que así era en el pasado y seguramente seguirá así en el futuro. En este sentido existe una cierta similitud con los líderes de los partidos políticos, de los políticos en nuestras patrias -por años son las mismas personas, muchas veces criticadas, pero raras veces alguien quiere tomar sus puestos. Históricamente son justamente los inmigrantes, quienes gracias a que llegan a ser personajes influyentes en sus países de vivienda, apoyan a su patria. Es conocido que justamente un inmigrante muestra mucho más fuerte patriotismo que el ciudadano que vive en su país de origen. Muy buen ejemplo del gran aporte de emigración es la relativamente 'fácil' entrada de Polonia a OTAN. Sin el enorme lobby de inmigración polonesa en EUA, Canadá, Alemania, Inglaterra y otros países, seguramente este proceso sería mucho más largo. Un año atrás viajando a Europa, leí en El Mercurio, si bien recuerdo, un artículo escrito por el Embajador de Chile en Suecia acerca del potencial humano que Chile tiene actualmente en este país escandinavo, considerando el gran número de inmigrantes chilenos en esta nación. Según él, valía la pena aprovechar este grupo tan grande de 'embajadores' de su país, para mejorar la cooperación entre ambas naciones -Chile y Suecia. Me sorprendió esta opinión que venía de un diplomático de un país que tiene una historia de emigración muy reciente, porque no todos los embajadores estarían de acuerdo, incluyendo los de los países con tan larga tradición de emigración como Polonia. Se puede afirmar que la inmigración polaca, prácticamente por razones ideológicas y políticas, no tuvo muchos contactos con los representantes oficiales de su país por más de medio siglo hasta la liberación de Polonia del comunismo en 1989. Por esto opino, que si hoy en día alguien se hace la pregunta sobre cual será el rol de la comunidad polaca en un cierto país, en este caso en Chile donde no es tan numerosa, este dependerá de nosotros mismos que vivimos aquí, pero sin duda también dependerá de la voluntad de los gobernantes en Polonia y sus representantes en Chile. Si realmente estos últimos quieren que nosotros vivamos en nuestro propio círculo en la atmósfera de nostalgia hacia nuestra patria, alejando tal comportamiento aún más el interés de la joven generación polaca, o si juntos podemos utilizar este grupo de 'embajadores' para una mutua cooperación entre Polonia y nuestra nueva patria Chile. La inmigración polaca de postguerra representaba a las personas que no podían regresar a su patria y después a personas que se arrancaban desde una Polonia manejada por la dictadura comunista. Esta situación ha cambiado hace ya trece años y hoy día existe gran posibilidad para la cooperación, aunque entendemos que la joven democracia polaca tiene quizás todavía otras prioridades que la América del Sur. ¿Qué puede proponer la Comunidad Polaca en los albores del siglo XXI? Primero, aprovechar este Año de Domeyko (el símbolo de patriotismo, altruismo, laboriosidad, intuición e imaginación polaca) para que Polonia y los polacos puedan ser conocidos de nuevo especialmente entre de la juventud chilena y para recordar el acercamiento de dos países tan lejanos pero al mismo tiempo tan amistosos. En este sentido ya estamos avanzados cooperando con el Instituto de Ingenieros de Minas de Chile. La Comunidad Polaca junto con este Instituto, celebrara el Año de Domeyko con el lanzamiento del libro de Jerzey Achmatowicz: La ruta de Domeyko en Araucanía 150 años después. Con el mismo Instituto se acordó que la entrega del premio anual de la organización para el mejor estudiante egresado en minería, será otorgada por el representante de la Comunidad Polaca para así recordar a los jóvenes las raíces de sabio Domeyko. El premio será acompañado con una medalla de bronce mostrando el rostro de Ignacio Domeyko, obra del eminente escultor polaco, Edward Gorola. La Unión Polaca de Chile financiará también el retrato de Domeyko para colocarlo en la nueva sede del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile y tiene planes de hacer lo mismo para el Liceo Técnico Ignacio Domeyko. Los jóvenes de este liceo salen para trabajar en minería. La Unión, miembro de USOPAL continuará su activa participación en esta organización internacional para bien de nuestra causa. En el próximo congreso de USOPAL queremos justamente divulgar la importancia del gran emigrante polaco Ignacio Domeyko a otros países de América Latina. Gracias a la invitación de la Universidad de Varsovia y la Universidad de Chile en Santiago podemos participar hoy día en un seminario dedicado al Bicentenario del Natalicio de Domeyko y posteriormente también en Polonia. Nuestra intención es promover también el turismo hacia nuestra vieja patria con la ayuda de la agencia de turismo en Santiago cuyo dueño es un empresario polaco y ojalá con la ayuda del Ministerio de Turismo de Polonia. Son tantos los viajes que se organizan a Europa central con la ruta: Praga/Viena/Budapest y tan poco conocidos son los escapes a Cracovia, una preciosa ciudad polaca y la Capital Cultural de Europa del año 2000. Además, tenemos planes de no solo divulgar los trabajos de autores pocos conocidos en Chile, e internacionalmente aplaudidos, como es Adam Mickiewicz, gran amigo de Domeyko, pero también de polacos que se destacan con su trabajo en Chile especialmente el de algunos músicos jóvenes. El libro Historia emotiva de Polonia escrito por miembros de nuestra comunidad E. Szmulewicz y R. Malachowski que fue publicado en el idioma español en Chile en 1993, ha tenido muy buena recepción, especialmente entre los jóvenes de toda la América Latina, ya que no todos ellos manejan muy bien el idioma de sus padres. El libro ha sido utilizado también por los polacos para regalarlo a sus amigos latinos interesados en nuestro país. Ahora pensamos en su segunda edición. Sin duda el hecho que tengamos un Papa polaco crea una atmósfera de gran simpatía hacia los polacos y la opinión sobre nosotros es muy favorable en Chile, país muy católico, ayudándonos a hacer cosas buenas y publicar mucho sobre nuestro país. En el futuro cercano habría que pensar en el cambio del rol de las organizaciones como la Unión Polaca en Chile. Se terminó la inmigración tradicional, empezaron el turismo y los negocios. Por ejemplo, un país similar en cuanto a número de personas que viven en Chile como es Suecia, no tiene una organización social pero sí una muy fuerte Cámara de Comercio Chileno Sueco y ella abarca casi toda la comunidad Sueca. Para realizar el cambio de rol, por supuesto es necesaria la presencia de las importantes empresas polacas en América Latina y sin duda ellas pueden contar con nuestro apoyo, siendo nosotros los que más conocemos este mercado y su realidad. Y uno de los campos para la cooperación entre ambos países es, por ejemplo, la minería. Chile -una potencia en la producción y exploración minera- y Polonia con sus varios institutos de investigación y tradición minera de más de mil años, tienen un área común, que los puede llevar a beneficios mutuos tanto en términos económicos como comerciales. La propuesta de cambio para este nuevo siglo de la comunidad polaca en Chile, es entonces, además de la promoción de Polonia como un país muy atractivo cultural y turísticamente, una participación más agresiva en el campo del comercio que solo es posible con el compromiso del gobierno polaco y de los empresarios polacos.