Ignacio Domeyko, la figura clave de nuestro seminario, es indudablemente la sublimación máxima del saber y la ciencia decimonónica polaca y chilena, constituyendo así un símbolo, hasta el momento inigualable, de la comunión académica e intelectual entre ambas naciones. Creo que con esto mismo se justifica este ensayo sobre el papel que jugaron y seguirán jugando el saber y la ciencia en los procesos de acercamiento entre las sociedades de Polonia y Chile. Dadas las condiciones tan distintas de la evolucion histórica de ambas naciones, su distanciamiento geográfico y rumbos bien diferentes de su evolución económica y del desarrollo social, parecería poco factible esperar una gran abundancia de acontecimientos y datos al respecto. De un somero análisis de los últimos 200 años de relaciones mutuas pudiera deducirse que el panorama general parecería ser así precisamente. Pero, a la vez, el hecho de que entre nuestras Universidades (la de Varsovia y la de Chile) se pudo encontrar un sendero de tan fácil y pronta comunicación y acuerdo sobre este seminario conmemorativo indica que no necesariamente sea así. Ya que las actividades cognitivas, de investigación científica y docentes, emprendidas anteriormente con fines de conocernos mejor y para realizar temas de mutuo interés en cualquiera de las ramas de las ciencias naturales o sociales, han logrado tejer una red bilateral de cierta relevancia. Hoy en día, en el contexto de una dinámica de globalización informativa, van cambiando también criterios e indicadores de cooperación bilateral. A los tradicionales convenios intergubernamentales y de colaboración interuniversitaria hay que sumar los contactos bilaterales directos, efecto de las redes internacionales de investigación, grupos de trabajo, congresos, todo tipo de reuniones académicas y, finalmente, redes electrónicas de información, intercambio de ideas y de comunicación cotidiana. Un excelente ejemplo de tal combinación de los métodos de trabajo y de colaboración tradicionales y modernos lo constituye lo ocurrido en lo académico entre Polonia y Chile, a partir de 1997. Con los preparativos del 50 Congreso Internacional de Americanistas, celebrado en el año 2000 en Varsovia, se pudo establecer, aprovechando diversas fuentes de datos, una red de contacto directo con centenares de investigadores y docentes de diversas instituciones chilenas. De ellos, 47 personas llegaron a Varsovia, teniendo así la oportunidad de conocer nuestra universidad capitalina, contactarse con colegas de otras universidades polacas, conocer otras ciudades, llevándose, esperemos, impresiones positivas. Varios de ellos siguen manteniendo relaciones de cooperación con distintas instituciones académicas de Polonia. Esta relación se vio fortalecida con la elección de Santiago de Chile como sede, y la Universidad de Chile como institución organizadora, del próximo 51 Congreso de Americanistas en el año 2003. Gracias a la red de los Congresos Internacionales de Americanistas las dos universidades se vieron involucradas en una cooperación bilateral estrecha. ¿Que esto parezca un efecto bastante casual y coyunturalista? Bien. Esto podría ser interpretado de tal manera si lo dejaramos reducido tan solo a las relaciones formales de traspaso de experiencias y apoyo logístico. Sin embargo, no fue este el caso. La oportunidad coyuntural fue aprovechada para fortalecer las relaciones mutuas y encauzada hacia una temática de común interés titulada Sociedades en diálogo intercultural en América Latina y Europa, que promete actuar como una plataforma de cooperación bilateral. Con lo dicho hasta el momento, en unas pocas líneas se comprimen algo más de ciento cincuenta años de relaciones académicas (e intelectuales en general) polaco-chilenas, desde cuando Domeyko llegó a Chile en 1838. Para completar el cuadro de este gran paréntesis histórico habría que añadir que en la actual cooperación académica polaco-chilena están involucradas, de parte de Polonia, las instituciones científicas de Varsovia, Cracovia, Czestochowa y Wroclaw y de parte de Chile las de Santiago, La Serena, Antofagasta y de Osorno. Ocho ciudades, numerosas instituciones y decenas de personas forman una efectiva red intelectual en un amplio crisol de campos y temas, desde humanidades hasta la energía nuclear y astrofísica. Durante muchos años la grandiosa figura de Domeyko dominó en el panorama de conocimientos mutuos imprimiendo su huella también sobre los primeros estereotipos de Chile en Polonia. Chile fue entonces percibido como un lejano país de montañas, rocas, minerales y minas. Chile fue también percibido entre los polacos, en buena parte gracias a los escritos de Domeyko, como el país de los extraños, pero indómitos y nobles araucanos. Ignacio Domeyko, quien dominó las relaciones mutuas durante casi todo el siglo XIX, mantuvo contactos bastante estrechos con los centros académicos de Polonia, principalmente con la Universidad Jaguelónica de Cracovia que en 1887 le otorgó el Doctorado Honoris Causa. Mantenía con Polonia una constante relación epistolar, a Cracovia y a Varsovia las surtía de abundantes muestras minerales, publicaba allí sus artículos. Apenas en los últimos lustros del siglo XIX y los primeros del XX otros exploradores e investigadores polacos empezaron a visitar, describir y propagar la naturaleza y la sociedad chilena en Polonia. Fueron principalmente Henryk Babinski, Jozef Siemiradzki, Hugo Zapalowicz, Rudolf Zuber. A finales de los años 1880, probablemente en 1887, Rudolf Zuber, profesor de la Universidad de Lvov, encargado de la prospección de hidrocarburos en la Patagonia argentina, pasó a Chile donde también se dedicó a la búsqueda de petróleo. Hugo Zapalowicz, geólogo y biólogo realizó sus exploraciones en Chile durante su viaje alrededor del mundo efectuado entre 1888 y 1890. Jozef Siemiradzki, geólogo y etnólogo, realizó sus estudios en Chile en 1892. El último de los arriba mencionados, Henryk Babinski, ingeniero de minas, formado igual que Domeyko en París, en el transcurso de sus trabajos de exploración en el sur de Chile, descubrió en 1893 los yacimientos de carbón (hulla) en la Tierra del Fuego y en Magallanes. Pudiérase decir entonces que el siglo XIX, y muy en especial su segunda mitad, puso las premisas para el desarrollo de las relaciones académicas e intelectuales ulteriores. Sin embargo, el resurgimiento de Polonia independiente en 1918 y el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Polonia y Chile en 1920 no fueron factores suficientes para enfrentar efectos del distanciamiento geográfico y social mutuo. Polonia y Chile quedaban lo suficientemente lejos como para que esto constituyera un imponderable difícil de superar por los científicos polacos interesados en las cosas suramericanas. Argentina y Brasil, adonde llegaban las líneas regulares polacas de navegación marítima y donde existían numerosas y fuertes comunidades étnicas polacas, surgidas de las oleadas emigratorias de los siglos XIX y XX, quedaban considerablemente más cerca. Es notable que los viajeros, escritores y reporteros polacos de la época de entreguerras, que produjeron un considerable caudal de obras sobre América del Sur, no se interesaron por Chile. Las razones étnico-políticas mencionadas y la búsqueda del extremo exotismo simbolizado por las selvas y los grandes ríos continentales hacían seguramente desviar su atención de Chile. Pero además, Chile había empezado a ser visto desde Polonia como un país tranquilo que trabajosamente construía su sistema democrático. Privado de convulsiones sociales y revoluciones políticas les parecía de menor interés a quienes buscaron temas sensacionales. Por estas razones, en la época de entreguerras, Chile quedaba poco advertido en Polonia. Le llegó sin embargo su turno entre los años 1933 y 1939 cuando unas tres expediciones de alpinistas polacos acudieron a los Andes argentinos, bolivianos y chilenos. Como efecto de aquellas hazañas deportivas y cognitivas, Polonia volvió a saber de Chile confirmándose su imagen del país de montañas misteriosas y recordándose de paso sus relaciones con Polonia mediante la figura de Domeyko. Fueron precisamente los escaladores polacos que completaron la toponimia geográfica chilena con más nombres de Domeyko. Después de la Segunda Guerra Mundial volvieron a escalar los Andes chilenos numerosas expediciones polacas. Las desgracias ocurridas a algún miembro de la comunidad mundial actúan casi siempre como catalizadores de la solidaridad humana y del acercamiento intercultural. Tal fue el caso de Chile después del golpe de estado de 1973. Fracciones de la enorme oleada de exiliados políticos chilenos en Europa llegaron también a Polonia. Estudiantes, jóvenes intelectuales y académicos se quedaron durante largos años en Polonia, encontrando sus lugares de trabajo en diversas instituciones académicas, en tanto que muchos de ellos fundaron también sus nuevos hogares chileno-polacos. A la vez, los años setenta constituyeron en Polonia la época de una notable apertura política y de un fuerte desarrollo de estudios latinoamericanos. Creció muy rápido el número de los adeptos del latinoamericanismo, de los estudiosos de Latinoamérica y de las publicaciones científicas y de difusión sobre la Región. La coincidencia de la llegada de numerosos chilenos exiliados y el 'boom' latinoamericanista en Polonia hizo que Chile ocupara una posición importante en los intereses intelectuales polacos. Varios de los chilenos realizaron sus tesis de doctorado (de ejemplos pueden servir el Dr. Máximo Lira -primero investigador en la Academia de Ciencias de Polonia, luego Embajador de Chile en Varsovia y el Dr. Alfredo Lastra, también primero investigador en la Academia de Ciencias y actualmente funcionario de la Embajada de Chile en Varsovia). El núcleo de los inmigrantes chilenos en Polonia hizo sentir en los años setenta y ochenta de manera muy directa la presencia de Chile entre las capas intelectuales polacas. Este núcleo, una centuria más tarde, jugó, de cierta manera, el mismo rol que la labor desempeñada por Domeyko en Chile. Y estoy muy convencido de que cuando los dos países entraron en la época de la democratización las experiencias y las expectativas intelectuales acumuladas actuaron de manera catalítica acelerando el acercamiento mutuo, también en el campo del saber y de la ciencia. De aquella época, precisamente de los años 1975-1989, datan también varios artículos sobre Chile publicados en la revista polaca Estudios Latinoamericanos. En 1990 tuvo lugar la explosión de intereses culturales y científicos mutuos en Polonia y Chile. ¿Cuáles fueron los campos de estas inquietudes?

1. Procesos de democratización y reconciliación nacional. 2. Procesos de transformación económica. 3. Reformas de seguridad social. 4. Evolución de estructuras sociales. 5. Literatura y otros aspectos de la cultura chilena. 6. Arqueología y etnohistoria. 7. Desarrollo regional y local. 8. Integración latinoamericana e interamericana. 9. Investigaciones antárticas. 10. Astronomía. 11. Mineralogía, minería, metalurgia y mecánica. 12. Tecnología nuclear.

Resultó ser, entonces, un amplísimo abanico de temas de mayor o menor presencia y proliferación en las agendas de cooperación bilateral. Los temas de política, finanzas y economía interesaron principalmente a las instituciones gubernamentales y a los institutos de investigaciones aplicadas (Instituto de Finanzas, por ejemplo). En la primera mitad de los 90 fueron celebrados varios seminarios bilaterales, y numerosos representantes de las ciencias económicas y políticas polacas visitaron Chile. Escribió sobre la economía chilena el entonces Ministro de Finanzas, hoy Presidente del Banco Nacional de Polonia, Profesor Leszek Balcerowicz en su libro Wolnosc i rozwój (Libertad y desarrollo) (Krakow, 1995). En 1994 la Profesora. Urszula Zulawska, de la Universidad de Varsovia, publicó un importante libro (en polaco) Estabilización económica versus crecimiento. Experiencias de Argentina, Brasil, Chile y México (CESLA, Warszawa, 1994). Los temas de economía, finanzas y de seguridad social declinaron gradualmente a partir de 1995, manteniéndose el interés por el proceso de democratización y reconciliación de la sociedad chilena, que seguían interesando invariablemente en los ámbitos académicos y políticos. En este sentido fue muy significativo el Seminario Polaco-Chileno sobre la Democratización y Reconciliación, organizado por el diario Gazeta Wyborcza, celebrado en Varsovia en 1999 con la participación de importantes figuras políticas como el ex presidente de Chile Patricio Aylwin y de representantes de la ciencia política chilena como el Profesor Manuel Antonio Garretón de la Universidad de Chile. Aprovechando su estancia en Polonia, el Presidente Aylwin dictó también una conferencia en la Universidad de Varsovia. Los gobiernos de Polonia y Chile parecían bien conscientes de la necesidad de crear bases formales que ayudarán a sostener y promover las relaciones bilaterales culturales y científicas. La expresión de esto fue el Memorando sobre el Acuerdo de la cooperación cultural y científica entre los Gobiernos de la República de Polonia y de la República de Chile acordado en 1995. Desgraciadamente, este útil documento encallo en alguna instancia burocrática sin surtir efectos positivos esperados de él, así que hasta hoy día no existe entre Polonia y Chile ningún acuerdo de cooperación cultural y científica. Por suerte, ni la cultura ni la ciencia de los dos países quedaron esperando pasivamente soluciones burocráticas, aunque estas indudablemente serían de gran ayuda en sus actividades de intercambio y colaboración. Antes de pasar a la actualidad de las relaciones académicas entre Polonia y Chile detengámonos por un breve momento sobre las actividades culturales que sirven de base de una más fácil percepción mutua y un acercamiento intercultural general. Las semillas sembradas en los años setenta, primero por las visitas de figuras como Pablo Neruda y luego por los emigrados políticos chilenos, germinaron pronto, al restablecerse las relaciones políticas en 1989. En Varsovia se presentaron exposiciones chilenas como 'Los indígenas de Chile', 'El arte moderno de Chile', en Santiago se presentó la muestra del cartel polaco y actuó el Teatro Guiñol de Wroclaw. El intercambio cultural incluyó también la música: pianistas, directores de orquesta y los coros universitarios de Varsovia y de La Serena. Este auge, que constituía señas evidentes de la vuelta a la normalidad tuvo su soporte importante en las buenas representaciones diplomáticas mutuas. En Varsovia tal labor fructífera desempeñaron los embajadores Máximo Lira Alcayaga y Sergio Fernández Aguayo y en Santiago los señores Zdzislaw Jan Ryn y Daniel Passent. Los puentes académicos actuales entre Polonia y Chile empiezan a robustecerse y muestran tendencias hacia la proliferación y diversificación. En este proceso, jugaron un papel muy especial los estudios latinoamericanos y algunos de los latinoamericanistas polacos, especialmente de Varsovia y Cracovia. Desde 1989, el año del restablecimiento oficial de relaciones bilaterales, dos entidades latinoamericanistas polacas empezaron a cultivar temáticas y promover el intercambio académico con instituciones chilenas. Estas fueron: el Centro de Estudios Latinoamericanos (CESLA) y la Misión Arqueológica Andina (MAA), ambas de la Universidad de Varsovia. El CESLA iba creando una infraestructura de contactos en el campo de las ampliamente entendidas ciencias sociales y la MAA en el de la arqueología, etnohistoria y antropología. Aquellos primeros contactos condujeron a la presencia en Varsovia, de un nutrido grupo de participantes chilenos con motivo del II Congreso Latinoamericano de la Universidad de Varsovia en 1991 y a la firma del Convenio de Colaboración entre la Universidad de Varsovia y la Universidad de Chile. En aquel primer acercamiento, importantes roles jugaron los profesores Mario Orellana del Departamento de Antropología de la U.Ch. y Mariusz Ziólkowski de la Misión Arqueológica Andina, Carmen Norambuena Carrasco de la U.S.Ch. y Andrzej Dembicz del CESLA. Aquella primera etapa de colaboraciones fue coronada con el acto de mucha simbología que fue la donación del busto de Ignacio Domeyko hecha por la Sociedad Polaca de Estudios Latinoamericanos a la Universidad de Chile. Desde aquel momento el busto de Domeyko se yergue en uno de los patios del Rectorado del Alma Mater de Chile. La Sociedad Polaca de Estudios Latinoamericanos también publicó los famosos estudios de Domeyko sobre la Araucanía en un tomo titulado Araucanía y sus habitantes (PTSL, 1992, ed. M. Paradowska, A. Krzanowski) editadas en dos tomos independientes en el polaco y en el español. Desde el punto de vista de las ciencias sociales una institución internacional ubicada en Santiago, la CEPAL -Comisión Económica para América Latina y el Caribe- jugó un papel clave en estas tempranas relaciones polaco-chilenas. El entonces Secretario Ejecutivo de la CEPAL Dr. Gert Rosenthal, el eminente investigador Dr. Sergio Boisier y recientemente el actual Secretario Ejecutivo el Dr. José A. Ocampo fueron personas que ayudaron a construir y mantener este puente entre Polonia y Chile. En efecto, el CESLA dispone de una biblioteca constantemente actualizada de las publicaciones cepalinas, muchas de ellas de autoría chilena, y en Chile es accesible un buen número de publicaciones de la Universidad de Varsovia. El anteriormente mencionado 50 Congreso Internacional de Americanistas en Varsovia, en el año 2000, fue patrocinado por la CEPAL y en el año 2002 en el CESLA se inaugura la 'Cátedra CEPAL de Integración y dinámica regional en América Latina'. La primera presencia académica polaca en Chile a través de la CEPAL fue del Profesor Michal Chmara (que hoy integra la delegación de la Universidad de Varsovia a este seminario dedicado a la memoria de Ignacio Domeyko), y la más reciente colaboración es de la joven investigadora Katarzyna Dembicz quien prepara su tesis de doctorado sobre las teorías cepalinas de desarrollo regional y de sus aplicaciones en Chile y los países vecinos. Las primeras publicaciones sobre Chile editadas en el CESLA fueron Relaciones entre Polonia y Chile. Experiencias y actualidad (1992, en polaco) y una monografía del Dr. Krzysztof Smolana Los polacos en Chile editada en 1995. Además en la revista Ameryka Lacinska, fueron publicados numerosos artículos y notas sobre Chile, entre ellos uno del entonces embajador de Chile en Polonia, Sergio Fernández Aguayo, titulado: Los chilenos: premisas históricas para la formación de su carácter nacional (en polaco), efecto de una conferencia que despertó un vivo interés. Ya muy recientemente, en la Revista del CESLA, fueron publicados dos artículos sobre Chile: de Z.J. Ryn 'Historia científica de los Andes. Don Ignacio Domeyko (1802-1889)' (1/2000) y de H. Cancino Troncoso 'La Iglesia Católica y su contribución a la reconstrucción de la democracia en Chile 1973-1989' (2/2001). Y con el motivo del bicentenario de Ignacio Domeyko fue publicado el tomo Relaciones entre Polonia y Chile. Pasado y presente (edición de K. Dembicz) con la participación de autores polacos y chilenos, en polaco y en español. Al no existir convenios intergubernamentales de colaboración científica, un importante papel en la colaboración polaco-chilena en ciencias sociales lo jugaron las redes internacionales de colaboración. En este caso fueron dos programas internacionales, ambos coordinados desde el CESLA, que permitieron crear una efectiva red de contactos con los centros académicos chilenos. Nos referimos al programa Diálogo interregional entre Europa Centro-Oriental y América Latina, en el cual colaboraron en los años 1996-2001 numerosas instituciones latinoamericanas y europeas y, El espacio en la cultura latinoamericana, un programa del Grupo de Trabajo del CEISAL (Consejo Europeo de Investigaciones Sociales de América Latina) desarrollado desde 1995. Numerosas publicaciones, efecto de la ejecución de los dos programas, atestiguan las relaciones entre el latinoamericanismo polaco y los ámbitos científicos chilenos. En total se han publicado en Varsovia más de 5 tomos con varias participaciones de los autores chilenos. Para mencionar tan solo algunos de los más significativos hay que acudir a los nombres de: Guillermo Bravo Acevedo (USACH.), Milka Castro L. (U.Ch.), Esther Grebe Vicuña (U.Ch.), Carmen Norambuena Carrasco (USACH.), Iris R. Vittini Gonzalez (U.Ch.). En el segundo de los programas arriba mencionados esta muy activo el Profesor Rodrigo Vidal Rojas (Escuela de Arquitectura de la USACH.). En los tres programas ya mencionados la presencia chilena resulta notoria y permite la cooperación con instituciones e investigadores de la Universidad de Chile, de la Universidad de Santiago de Chile y de la Universidad de Los Lagos en Osorno. El reciente contacto con la universidad sureña de Osorno parece ser muy prometedor. El campo bilateral de trabajo es el desarrollo regional y la formación de las sociedades regionales y locales. Es un tema clave tanto para Chile como para Polonia. Después de las visitas preliminares mutuas realizadas en el año 2001 (de Osorno visitaron la Universidad de Varsovia los profesores Juan Sánchez, Director del Departamento de Desarrollo Regional, Nicolás Sáez y Francisco Ther Ríos, y de la Universidad de Varsovia viajó a Osorno el Profesor A. Dembicz), aprovechadas también para dictar conferencias y visitar las áreas de posibles estudios de campo, se han fijado líneas de colaboración docente y proyectos de intercambio. En el contexto de la temática centroeuropea ha sucedido un interesante acercamiento entre el CESLA y el IDEA - Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile. Uno de los proyectos es promover conjuntamente cursos sobre la formación de las sociedades de Europa Centro-Oriental. La colaboración académica latinoamericanista polaco-chilena tiene, como se ha dicho, varios capítulos. Uno de ellos lo está escribiendo el Profesor Zdzislaw J. Ryn de la Universidad Jaguelónica de Cracovia, en la época de 1990-1995 embajador de Polonia en Chile. Médico-psiquiatra, estudioso de la medicina de alturas y de la medicina vernacular latinoamericana, durante su estancia oficial en Chile, desarrolló una notable actividad académica, orientada entre otras, hacia la figura de Ignacio Domeyko y a los temas anteriormente mencionados. Una vez finalizada su misión diplomática siguió trabajando en estos temas, siendo uno de los efectos el Simposio Polaco-Chilena titulado 'Ignacio Domeyko, el ciudadano del Mundo', que tuvo lugar en Cracovia el 10 de octubre del año 2000. Actualmente es uno de los mejores conocedores de la vida de Ignacio Domeyko y uno de los 'chilenistas' polacos más destacados. La cooperación académica polaco-chilena en áreas de humanidades y ciencias sociales constituye apenas una parte de la totalidad de las relaciones científicas bilaterales. Una participación año tras año más importante, tienen las ciencias experimentales, como la geología, metalurgia, química y la biología. El papel iniciador de esta clase de relaciones lo jugaron, por la parte polaca, la Academia de Minería y Siderurgia de Cracovia y, por la parte chilena la Universidad de La Serena, heredera de las tradiciones domeykianas de la Escuela de Minería de Coquimbo, y muy en especial su Rector, Profesor Jaime Pozo Cisternas, hoy también Cónsul Honorario de Polonia en La Serena. Por parte de la Academia de Cracovia, la persona clave de esta cooperación es el Profesor Andrzej Paulo, coordinador del programa de cooperación, siendo su homólogo chileno el Profesor Jorge Oyarzún. El Convenio de Colaboración fue suscrito entre ambos centros académicos en 1992. Los trabajos realizados conjuntamente durante estos últimos diez años abarcan proyectos de investigación como el 'Estudio mineralógico de los minerales de plata de la colección de Ignacio Domeyko', 'Hidroquímica de cuencas cerradas en la Cordillera de los Andes, Segunda Región, Chile', 'Estudio geoquímico de las aguas y sedimentos del Río Elqui' o el 'Proyecto Docente de Laboratorio de Ventilación de Minas'. El proyecto de cooperación actualmente realizado versa sobre el 'Estudio comparativo del impacto de los depósitos de deshechos de la minería de cobre sobre el medio ambiente en Polonia y Chile'. Hasta el momento, la colaboración y el intercambio involucraron, de cada parte, a más de diez personas que realizaron investigaciones conjuntas y programas docentes, inclusive cursos de maestría y doctorado iniciados por dos investigadores chilenos en Cracovia. Lo académico suele repercutir en una expresión social más amplia de relaciones bilaterales. Tal fue el caso de esta colaboración que, en el año 1998, tuvo como efecto el Doctorado Honoris Causa de la Academia de Minería y Siderurgia de Cracovia, al entonces Presidente de Chile, Sr. Eduardo Frei. Entre 1992 y 2002, o sea en el transcurso de los diez años de cooperación, el intercambio significó 14 viajes de los participantes polacos a Chile y 12 visitas chilenas en Cracovia que, además de investigaciones conjuntas sirvieron para dictar ciclos de conferencias y cursos especializados. De la parte chilena con mayor intensidad participaron en la ejecución del programa los profesores: L. Carvajal, M.C. Ugarte, C. Canut de Bon y de la parte polaca J. Kicki, W. Korzeniowski, W. Buchner, B. Strzelecka-Smakowska. D. Krzyszton. La Academia de Minería y Siderurgia tiene también establecido, desde el año de 1994, un convenio de colaboración con la Universidad Católica del Norte en Antofagasta. Por su parte, la Universidad de La Serena, aprovechando su colaboración con Cracovia, estableció y cultiva contactos con otras entidades académicas de Polonia, siendo una de ellas el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Varsovia. Un renglón muy importante en la cooperación técnica y tecnológica lo abrieron, por la parte polaca, el Instituto de Química y Tecnología Nuclear de la Academia de Ciencias de Polonia y la Comisión Chilena de Energía Nuclear. La colaboración iniciada en 1993 bajo los auspicios de la Agencia Internacional de Energía Nuclear pronto se convirtió en una colaboración bilateral autónoma. La Comisión Chilena de Energía Nuclear estaba interesada en las tecnologías avanzadas de purificación de gases con fines de eliminación de los residuos de azufre (SO2) y de nitrógeno (NOx), y el Instituto de Varsovia disponía de tal tecnología y estaba dispuesto a cooperar en adaptarla a las condiciones específicas chilenas de las fundiciones de cobre de Copiapó y Rancagua. La cooperación, por la parte polaca la realiza el equipo del Instituto coordinado por el Profesor Andrzej Chmielewski con la participación de sus colaboradores E. Iller, B. Tyminski, Z. Zimek, S. Bulka, J. Licki. Por la parte chilena la coordinadora es la Profesora Rosemarie Schrader-Fruh, Directora del Departamento de Investigaciones de la C.Ch.E.N. siendo los principales colaboradores L. Villanueva y L. Ahumada. Hasta el momento se han efectuado varias visitas de trabajo a Polonia y Chile, se han logrado cuatro publicaciones conjuntas en revistas científicas nacionales e internacionales y, lo que es más importante, se han alcanzado resultados positivos de carácter aplicado que permiten seguir adelante con las investigaciones iniciadas. Una experiencia más reciente, fechada apenas en el año de 1999, la tienen el Instituto de Bajas Temperaturas y de Investigaciones Estructurales de la Academia de Ciencias de Polonia, con sede en Wroclaw, y el Departamento de Química Básica de la Universidad de Chile. El proyecto versa sobre 'Investigaciones básicas y aplicadas en estudios sobre materiales' (Sorne basic and applied development on material science) y está orientada hacia el estudio de las propiedades espectroscópicas de los materiales derivados de los minerales raros. Lo realizan por la parte polaca el Profesor Wieslaw Strek y por la parte chilena el Profesor Roberto Acevedo. Los primeros resultados se publican en el año 2002 en tanto que la ejecución del proyecto, incluida la colaboración editorial, se piensa prolongar hasta el 2005. El proyecto más reciente, surgido en el año 2000, es el acordado entre el Profesor Andrzej Sluzalec del Departamento de Ingeniería Civil del Politécnico de Czestochowa y el Profesor Diego Celentano del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Santiago de Chile, relativo a Problemas de termo-elasto-plasticidad en procesos de solidificación. Se espera que la realización efectiva del proyecto se inicie en el año 2002. El programa de cooperación bilateral de carácter único, relativo al esfuerzo común para conocer el patrimonio que constituye para la humanidad la Antártica, existe entre el Departamento de Biología Antártica de la Academia de Ciencias de Polonia y el Instituto Chileno de la Antártica perteneciente a la Cancillería de Chile. La colaboración amistosa se remonta al año 1977, siendo firmado el convenio correspondiente el año de 1994. Por la parte polaca el responsable es el Director del departamento y renombrado especialista en estudios antárticos, el Profesor Stanislaw Rakusa-Suszczewski. Las realizaciones conjuntas incluyen facilidades de transporte y otras facilidades logísticas, intercambio de información, participación en proyectos conjuntos de investigación, entrenamientos científicos y técnicos y la organización de seminarios. Según se ha podido conocer, la parte polaca está muy satisfecha con la realización de este convenio. Finalmente hay que mencionar un programa astrofísico polaco localizado en la hospitalaria tierra de Chile, aunque no realizado directamente en cooperación con las instituciones académicas chilenas. Se trata del proyecto de investigación del Observatorio Astronómico de la Universidad de Varsovia, realizado en cooperación con la Princeton University y la Carnegie Institution de Washington en su Observatorio Astronómico Las Campanas, en el norte de Chile. El proyecto realizado en cooperación con las instituciones estadounidenses se titula 'Optical Gravitational Lensing Experiment'. Hasta ahora hemos dado revista al pasado y al presente de los contactos y colaboraciones polaco-chilenas. De allí resulta bastante evidente que, a pesar de una tradición históricamente bastante larga de contactos, eran pocas las potencialidades de colaboración o permanecían adormecidas o congeladas por razones ajenas a la voluntad de los intelectuales estudiosos de ciencias sociales y naturales. Apenas los últimos tres lustros permitieron empezar a fiscalizar las posibilidades e inquietudes mutuas acumuladas. A pesar del avance apresuradamente logrado durante los últimos años, lo antes descrito constituye apenas lo poco que pudiera haberse dado entre las dos sociedades como las de Polonia y Chile, dos países que construyen cada uno una sociedad abierta con ambiciones de jugar un papel activo en la comunidad mundial y en sus respectivas comunidades regionales. Lo más importante es que dejamos de estar virados de espalda unos a otros. Mas de diez años de relaciones mutuas en expansión hay que considerarlas una premisa favorable para el futuro. Aún no para planificar en detalle y a grande escala las participaciones conjuntas pero sí, para definir lo indispensable en cuanto a los condicionantes básicos del progreso. Tenemos que aprender sobre nosotros mutuamente, y para esto se necesitan acuerdos intergubernamentales y el financiamiento mínimo para el intercambio de estudiantes (aunque sea algunas pocas becas al año) y de investigadores. Chile puede jugar un importante papel en los estudios sobre lo social y lo natural andino y Polonia otro tanto correspondiente a la Europa Centro-Oriental. Crear una red bilateral en estudios sociales bi-regionales extendiéndola hacia las áreas vecinas de Argentina y Bolivia de una parte y hacia los países limítrofes de Polonia de la otra, pudiera conducir a una calidad totalmente nueva en la posible colaboración bilateral en humanidades y ciencias sociales. Los temas de la formación local y regional, autogestión, identidades, problemas de pluri e interculturalidad en los contextos de integraciones regionales y de un mundo que camina hacia la globalización, son grandes campos temáticos indispensables a emprender conjuntamente si queremos, realmente, enfrentarnos a los desafíos que se nos presentan para el futuro. Nuestras culturas son distintas y geográficamente distantes, pero estamos viviendo los mismos problemas y debemos ir aprendiendo unos de otros. Las experiencias de los últimos diez años indican que un vasto campo de actividad conjunta queda también para las ciencias naturales y exactas. Gracias al movimiento académico bilateral, cada vez más personas conocen mutuamente a nuestros países y cada vez más las administraciones públicas y las académicas de Polonia y Chile quedan domesticadas y acostumbradas a que hay intereses mutuos valederos de ser apoyados y defendidos, y que la distancia física es apenas uno de los factores que no necesariamente deben ser tomados en cuenta como los más importantes. En este sentido es importante apreciar el gran valor que para las relaciones futuras entre Polonia y Chile puede jugar el Bicentenario de Ignacio Domeyko. El próximo año del 2003, centenares de personas del mundo entero se darán cita en Santiago de Chile acudiendo al 51 Congreso Internacional de Americanistas. Entre ellas debiera participar un grupo de investigadores polacos. Esta oportunidad habría que aprovecharla para dar un paso más en la construcción de los puentes académicos entre Polonia y Chile, de tal suerte que siendo ya Polonia el próximo miembro de la Unión Europea, pueda aprovechar las prerrogativas de su membresía a favor del estrechamiento de los lazos polaco-chilenos, colaborando lo más efectivamente posible en la iniciativa reciente pero bastante prometedora del Área Común de la Enseñanza Superior de la Unión Europea y de América Latina y el Caribe. Y esto, además de las visiones a esbozar, constituye uno de los desafíos más importantes frente a las instituciones polacas y chilenas interesadas en actividades conjuntas.

 

Agradecimientos

 

El autor agradece a todas las personas e instituciones que tuvieron la buena voluntad de cooperar en la recopilación de datos para esta modesta presentación de relaciones polaco-chilenas, y muy en especial a:

El Comité de Investigaciones Científicas de Polonia. El Ministerio de Cultura y Patrimonio Nacional de Polonia. El Profersor Jaime Pozo Cisternas, Rector de la Universidad de La Serena. El Profesor Andrzej Chmielewski, Instituto de Química y Tecnología Nuclear de la Academia de Ciencias de Polonia. El Profesor Marcin Kubiak, Observatorio Astronómico de la Universidad de Varsovia. El Profesor Andrzej Paulo, Departamento de Geología y de la Protección de Yacimientos de la Academia de Minería y Siderurgia de Cracovia. El Profesor Stanislaw Rakusa-Suszczewski, Departamento de la Biología Antártica de la Academia de Ciencias de Polonia. El Profesor Andrzej Sluzalec, Departamento de Ingeniería Civil del Politécnico de Czestochowa. El Profesor Wieslaw Strek, Instituto de Bajas Temperaturas y de Investigaciones Estructurales de la Academia de Ciencias de Polonia.